La importancia de esta jornada radicó en hacer visible la problemática ambiental y de movilidad que se presenta en este sector, ya que es la vía del centro con mayor actividad peatonal y congestión vehicular, lo que hace que el recorrido por ésta sea extenuante, rápido y muchas veces caótico.
Además fue una mirada académica y artística que 15 estudiantes de la UN en Manizales ofrecieron al proceso de evaluación que se adelanta actualmente en la capital caldense relacionado con la recuperación de esta zona.
“Una intervención urbana básicamente consiste en apropiar algunos elementos sobre el espacio público para resaltarlos y llevarlos a una situación límite, que permitan a la ciudadanía inquietarse sobre la manera en cómo se desarrolla ese espacio público y sobre las formas de apropiación de éste”, afirmó el docente Luis Fernando Acebedo Restrepo, coordinador de la jornada.
La actividad consistía en disponer durante todo un día diferentes elementos que simularan la función de los bolardos, postes, árboles, así como también que exaltaran la actividades de personajes que durante toda su vida han estado en esta zona como vendedores ambulantes, músicos o artesanos.
“Para reconocer el valor del ciudadano de la carrera 23 seleccionamos a una pareja de músicos muy recordados en la sociedad manizaleña que se les reconoce en el imaginario colectivo como los Nada que Ver y lo que hemos hecho básicamente es reproducir esa imagen a escala real a lo largo de la carrera 23 un poco para llamar la atención de la ciudadanía”, comentó Acebedo Restrepo.
“La segunda intervención –continúa explicando- consistía en el mobiliario urbano, ya que detectamos que es ocupado de múltiples maneras, diferentes al objeto por el cual fueron diseñados; y por último y como tercera intervención los estudiantes instalaron unos planos geométricos de plásticos en una superficie alta, para simular el caos aparente que tiene la ciudad”.
Con estas representaciones los transeúntes y personas que adelantan sus jornadas laborales en la carrera 23 se mostraron curiosos e inquietantes, pues aunque están acostumbrados a ver variedad de situaciones nunca habían sentido que “su espacio” fuera ocupado durante 12 horas por personas no conocidas o ajenas a su cotidianidad.
“Esto es diferente, es muy bonito y nos hace preguntarnos el por qué de poner curas en los árboles o la presencia de esos soldados de plomo, es algo que nunca se nos habría ocurrido hacer a nosotros y eso que estamos todo el tiempo acá”, expresó Óscar Henao, vendedor de almacén.
Ante esto y como parte de su proceso de formación y concientización, el estudiante Alejandro Arango aseguró, “ somos agentes directos a mejorar la carrea 23 porque es una zona de la ciudad muy importante, esta es una forma de visualizar los problemas que se presentan actualmente en esta parte de la ciudad”.