Manizales, may. 22 de 2013 - Agencia de Noticias UN- Lo-cocina es un estudio que resalta el acto de alimentarse desde la perspectiva de la tradición, la memoria, la historia y la narrativa, que permite crear una experiencia lúdico-académica.
Abordar el hecho de comer desde la satisfacción y el deleite, y desde contextos infantiles hasta rituales de adultos, es el objetivo de esta investigación.
Aunque las últimas estadísticas presentadas por el DANE indican que la desnutrición crónica infantil llegó al 13,2% en 2008, algo que podría indicar que el país llegaría a cumplir con la meta propuesta por los objetivos del milenio a un 8% en el 2015.
Sin embargo, existen problemas de desarraigo y poco sentido de pertinencia frente a las tradiciones, costumbres y hasta patrimonio de lo que significa la comida en nuestro país.
Esta problemática se hace más evidente, no sólo por el gusto al comer que tienen los niños y niñas (ya que prefieren muchas veces los dulces, las frituras, o comidas rápidas), sino también por el caos familiar que puede generar el obligar a un menor de edad a comer, ya que ellos empiezan a verlo como un castigo y no como un placer.
Por ello, investigadores de la UN en Manizales, motivados por su gusto a la comida desarrollaron ‘Lo-cocina’, estudio que analiza esta faceta desde el ámbito cultural y resalta la alimentación desde una perspectiva de tradición, memoria, historia y narrativa de la identidad del hombre.
Con el trabajo se busca promocionar la identidad cultural de cada individuo –en este caso niños y niñas- desde la preparación de los alimentos, además de reconocer los espacios pedagógicos y didácticos que se propician entorno a este hábito.
“Con este proceso, le hemos dado la oportunidad a los niños y niñas de que sean ellos quienes analicen qué les hace sentir la degustación de diversos alimentos, para que los transformen, escriban y narren, incluso hasta le pongan personalidad”, comentó Cindy Marilyn Loaiza, una de las investigadoras y estudiante de Gestión Cultural y Comunicativa de la sede Manizales.
Según los estudiantes, el proyecto les ha permitido encontrar una relación entre la estética, el cuerpo y la comida con el patrimonio, diferente a lo que esperaban al principio del trabajo; ya que al hacer un primer sondeo entre los universitarios, vieron que más del 60% no conocía un solo plato típico de su región de origen ni de la capital caldense.
“Empezamos a mirar las representaciones que tiene una persona al comer -por ejemplo con cuántos cubiertos come, si se unta las manos, si prefiere los platos que tengan muchos colores, estén bien organizados o no- pero sin caer en términos reduccionistas o elitistas. Es decir no mirar esos hábitos desde el punto de vista de la situación socioeconómica, sino desde un sentido más general”, explicó el profesor Carlos Yáñez Canal, coordinador del grupo en Identidad y Cultura de la UN Manizales.
En cuanto a la relación entre comida y patrimonio, hallaron que a partir de los sentidos los participantes del proceso evocan aquellas tradiciones adquiridas desde sus hogares; por ejemplo, prefieren la arepa con huevo al desayuno que los cereales, o los fríjoles a las lentejas.
El proceso se adelantó con menores entre los 7 a 12 años de edad, con quienes se hicieron talleres para explorar la imaginación y expresiones de creatividad a partir de la comida.
“El objetivo es que ellos tengan una experiencia con el alimento más allá de la razón o del conocimiento para que a partir de esa sensibilidad y de los recuerdos que les traen, puedan adquirir un aprendizaje no sólo de lo que los rodea sino también de sí mismos”, afirmó el estudiante de la UN, Alejandro González García.
Para ello utilizan técnicas de expresión corporal y teatralidad, que les permiten relacionar lo que se comen con la fuente de dónde proviene el alimento y su relación que con otros seres vivos.
“Los talleres inician con un cuento en el cual nos disfrazamos de algún alimento, luego se hace una actividad de integración y se inicia una historia sobre comida para que ellos se involucraran con el tema y relacionaran, por ejemplo, a la zanahoria con el conejo, el malhumor con el limón, es decir, ponerle personalidades a los alimentos y a degustarlos desde la vivencia que tenían en ese momento”, dijo Laura Muñoz Hurtado, otra de las integrantes del grupo investigador.
Durante los espacios lúdicos, los investigadores encontraron que no solo existe una relación cultural, tradicional o generacional alrededor de la comida, sino también en términos de los momentos que se comparten en el momento de cocinar o de comer.
Este ejercicio dio pie al diseño del programa de televisión ‘Lo-cocina’ para la convocatoria del Ministerio de Cultura. Actualmente están a la espera de los resultados.
(Por:Fin/FLPV/CAPG/nics/fgd)