Noticias

Legado de la migración alemana y judía en Colombia

judios   Manizales, sep. 06 de 2013 - Agencia de Noticias UN- Los migrantes alemanes y judíos que llegaron al país a mediados de los siglos XIX y XX fueron un factor decisivo para el desarrollo de la industria, el comercio y la infraestructura colombiana.

 

 

Mucho se ha escrito sobre la migración en Colombia y las razones por las que un gran número de personas quieren salir del país, pero son pocos los estudios en torno a quienes llegaron a asentarse en nuestro territorio y a su impronta cultural.

Desde esta perspectiva –concentrada en un grupo poblacional y un periodo de tiempo particular– Lorena Cardona González, docente de la Sede Manizales, estudió el fenómeno de las migraciones.

Los alemanes que llegaron al país a mediados del siglo XIX y los judíos que huían de la Segunda Guerra Mundial fueron de gran importancia para la consolidación de la idea de Estado Nacional, el fortalecimiento de las instituciones, la promoción de la industria y la construcción grandes obras viales.

“La migración alemana, que según dataciones históricas se dio a mediados del siglo XIX, debido a campañas de promoción migratoria por parte del Estado Federal, generó emprendimiento de núcleos de trabajo que le dieron un fuerte apoyo a la construcción de carreteras, ferrocarriles y las principales industrias de hierro, al igual que a los desarrollos agrícolas a gran escala como los ingenios azucareros, el café, el algodón y el tabaco, además de cervecerías y chocolaterías”, expresó la profesora Cardona.
Igualmente, los alemanes estuvieron vinculados a actividades de transporte de productos del centro del país hacia el Atlántico, de infraestructura de navegación por el río Magdalena y de establecimiento de los puertos, así como al impulso de la aviación nacional. Asimismo, constituyeron un aporte importante a las artes y la cultura.

Por su parte, la migración judía –aunque data de la época de la Colonia– tiene un crecimiento importante en el siglo XIX y alcanza su mayor flujo poblacional entre los años 1920 y 1940, cuando un número aproximado a tres mil personas ingresan al país en condición de refugiados políticos a raíz de la crisis humanitaria generada por la Segunda Guerra Mundial.

“Este grupo migratorio aportó su capacidad de formación de empresa. No llegaron con la mentalidad de ser empleados o pedir trabajo; por el contrario, con el poco capital que tenían, pero con una gran pericia en el mundo de la banca y los créditos, lograron establecer conceptos como los 'plazos polacos' que aluden a la financiación de productos, por lo cual terminaron convirtiéndose en una comunidad muy activa en el país en términos económicos y políticos”, indicó la investigadora de la U. N.

Asimismo, es relevante la conservación de su tradición religiosa en un país ajeno de arraigo católico, donde a pesar de los choques y las dificultades de asimilación por las diferencias culturales lograron establecer de manera admirable sus propias comunidades y sus lugares de culto y educación propia.

Entre los múltiples beneficios que ambos grupos han dejado al país, se destaca la formación de una ética laboral fundamentada en valores primordiales para la promoción de trabajo como el ahorro, la austeridad, una conducta disciplinada y el establecimiento de sus propias empresas, con la noción de llegar a invertir en el desarrollo de la que sería su nueva patria. De este modo, su influencia ya tiene muchas páginas escritas en múltiples áreas de la historia colombiana.

(Por:Fin/amej/sup/arm)

Cargando Agencia de Noticias UN