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Reivindicación de la voz de las víctimas

salemania   Manizales, sep. 23 de 2013 - Agencia de Noticias UN- El siglo XX dio voz a las víctimas para dar cuenta de actos barbáricos contra la población; por ello, la historia ya no se escribe desde la perspectiva del Estado y este reconoce su papel como perpetrador.

 

En términos de la historia, la profesora Lorena Cardona González de la Universidad Nacional de Colombia en Manizales analizó cómo los estudios de la memoria son un componente analítico novísimo que trasciende el concepto clásico y ortodoxo de creer solo en el documento fáctico o en el relato infinito de fechas, datos y personajes.

Desde esta perspectiva, la investigadora resaltó que desde mediados del siglo XX se inaugura la “era del testimonio” con la cual, por primera vez, se da cabida en el relato a otros personajes de la historia. Esto destrona los conceptos de vencedor y héroe, y hace que surja el de víctima como un interlocutor válido.

“Específicamente, se dio a raíz de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial por la necesidad de la comunidad judía de recordar; a partir de los años sesenta, Alemania y los países de Europa se preguntaron cómo llegaron a tal grado de barbarie, lo cual dio paso a un método diferente de construir la historia. Ya no se lleva a cabo como un relato épico donde los vencedores y los Estados legitiman la lógica siniestra de sus actos, como sucedió con el Apartheid, las Leyes de Núremberg, el Estatuto de Seguridad en Colombia en el año 1982, las desapariciones en Argentina, entre otras”, manifestó la investigadora.

Sumado a ello, el discurso de los Derechos Humanos generó que, por primera vez, los Gobiernos tuvieran que hacerse cargo del Estado Social de Derecho y de no violentar a la población, pues aparecieron tribunales internacionales en los cuales se les condena por los actos contra su pueblo.

“Muy pocas personas han podido hablar de lo que vivieron en los campos de concentración, o dar cuenta de lo que fue un centro clandestino de detención en Argentina o un secuestro en Colombia. En este sentido, el reconocimiento de la voz de la víctima es fundamental no solo por el peso jurídico sino por la carga testimonial y humanitaria que es necesaria para llenar un poco la historia de afectos, sentimientos y dar su lugar a estos personajes”, expresó la profesora Cardona.

A partir de esta reivindicación se empieza a escuchar cómo la víctima habla de esas estructuras por fuera del Estado y aparecen conceptos filosóficos o jurídicos para denominar aquellos hechos que no tienen nombre, como lo fue el Holocausto. Allí también nace la palabra genocidio para poder penalizar el asesinato de millares de personas escudados en la soberanía de un Estado que podía hacer lo que quisiera en su territorio.

“Si nosotros decimos 6 millones de muertos en el Holocausto, 30 mil desaparecidos en Argentina o 230 mil víctimas en Colombia, esos no son más que números; entonces, el papel de la memoria es dotar de carne y envoltura a las personas que fueron víctimas del Estado, de las organizaciones al margen de la ley, del narcotráfico, de la trata de blancas o de cualquier criminalidad, y a partir de ello reconstruir estos contextos históricos dándoles espacio a otros personajes fundamentales que son los realmente vulnerados”, puntualizó Cardona González.

(Por:Fin/amej/sup)

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