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Arquitectura mimetizada con lo natural para vivir el paisaje

mimetizacion   Manizales, Sep. 23 de 2013 - Agencia de Noticias UN- Respetar el espíritu del lugar es la premisa que arquitectos argentinos transmitieron a estudiantes de la U.N. para comprender que cada construcción no es solo un objeto sino parte del paisaje.

 

Para Guillermo de Almeida y María Victoria Besonías, arquitectos argentinos que compartieron su experiencia profesional con la comunidad académica de la Sede Manizales, más allá del ejercicio constructivo, lo fundamental es entender que la arquitectura es un bien social que no solo sirve para el espectáculo o la individualidad, sino que tiene que ver con vivir el lugar desde el punto de vista de la vida del que la usa, pero que hace parte de toda la sociedad, del exterior, de sus calles.

“Lo más importante es rescatar el tema de la convivencia de la arquitectura con su entorno y pensar que su materialidad debe ser una construcción con sentido; ese es el espíritu de nuestro quehacer con cada pieza arquitectónica, entender que cuando construimos no solo se hace un objeto sino que se hace ciudad, un borde o un límite que conforma el paisaje urbano”, argumentó la arquitecta argentina.

A partir de ello, su óptica se enfoca en el respeto por el lugar. Proceso que puede verse materializado en la construcción de una vivienda realizada en un bosque, donde ellos evitaron al máximo tocar los árboles y ponerle el menor color posible para lograr el mimetismo con el paisaje.

Esta casa tuvo unas características muy particulares: se usó un material “muy tranquilo” que respondía con mucha precisión a una imagen propia del bosque, como es el hormigón armado (concreto), que además es muy económico y de poco mantenimiento.

“Como valor especial para dotarlo de mayor conexión con el entorno, se le imprimió una textura lograda por medio de una formaleta de tablas en las que se vaciaba el material, y allí la superficie adquiría la veta de la madera, detalle en el que recae toda la calidad visual de la vivienda”, expresó Guillermo de Almeida.

La casa consta de una estructura muy sencilla que también hace las veces de cerramiento en hormigón, así como grandes ventanales de vidrio, que hacen que sus habitantes se sientan casi en el exterior, conviviendo con el bosque, para sentir la presencia viva de la casa en medio de los arboles e, incluso, hay algunas partes donde estos atraviesan el techo.

En general, es una arquitectura muy austera con pisos de cemento, paredes, muebles, mesas, estantería y closets también en hormigón sin ningún recubrimiento, ya que se le agregó un aditivo que lo hace menos poroso, por lo que no requiere de aislación, y además el exterior está protegido del sol por los árboles.

“Nos llama la atención que la gente que visita el lugar dice que es hermoso, pero lo primero que piensan es en sacar árboles para poner una cantidad de elementos que transforman el bosque de una manera muy parecida a como es la ciudad; esto nos parece un disparate”, puntualizaron los docentes argentinos.

(Por:Fin/AMEJ/CAPG/arm)

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