Manizales, sep. 27 de 2013 - Agencia de Noticias UN- A partir de la mirada de tres artistas colombianos, estudiantes de la U.N. quieren evidenciar el cuerpo no solo como figura estética sino también en los múltiples sentidos que adquiere en relación con la realidad.
Las investigadoras de la Sede Manizales de la Universidad Nacional de Colombia se proponen dar una mirada a nuevas narrativas para recuperar el sentido ético que se le da a los cuerpos y mostrar que por medio del arte se pueden generar diversas manifestaciones que lo describen no solamente como dato biológico, sino como una construcción cultural.
Desde esta perspectiva, el trabajo realizado en el grupo de investigación Identidad y Cultura aborda una interpretación de las representaciones del cuerpo a partir de seis obras de artistas como María Teresa Hincapié, José Alejandro Restrepo y Doris Salcedo.
“De María Teresa Hincapié, experta en actuación y performance, se retoman sus obras Una cosa es una cosa y Vitrina, puestas en escena donde la artista plantea nuevas opciones de reflexionar e interiorizar cada acontecer del diario vivir y aquellas acciones que nos vuelven seres robotizados totalmente separados de la piel. Asimismo, propone que cada objeto por más simple que sea se puede convertir en arte, resaltando la complejidad de lo simple y el respeto hacia todo aquello que nos construye como sujetos”, manifestó Erika Marulanda Correa, estudiante de Gestión Cultural y Comunicativa.
Por su parte, del artista José Alejandro Restrepo se analizaron las videoinstalaciones Terebra y Musa Paradisiaca, en las cuales se observa su enfoque hacia escenarios políticos, sociales, religiosos, culturales, actos de violencia y expresiones identitarias de los pueblos, entre otros, en los que se busca cambiar las miradas existentes sobre el mundo que habitamos y los actos que nos construyen como seres humanos.
Acerca de Doris Salcedo –destacada por expresar sus preocupaciones políticas y sociales, muchas de ellas vinculadas al conflicto colombiano– se da una mirada a sus obras La casa viuda y Unland, la túnica del huérfano.
“La primera alude al desplazamiento y recrea puertas en representación de los desaparecidos y de aquellos que fueron expulsados de sus casas. Cada una refleja un hogar vacío y arrastrado por el terror de las guerras, donde no es necesario ver un cuerpo sin vida para evidenciar hechos violentos.
En la segunda, el espectador observa dos mesas que se sostienen una a la otra, unidas por un tejido hecho con pelo humano, el cual fue bordado por la artista para hilar las dos vidas (heridas y con medio cuerpo despojado). El concepto está basado en un hecho real, una niña que no quería separarse de su vestido, ya que este era el que llevaba puesto cuando presenció la matanza de su madre”, mencionó Samantha Guerrero Cataño, integrante del equipo investigador.
Como aspecto convergente, explicó la estudiante Marulanda Correa, estos tres autores muestran en sus obras la manera en que el arte contemporáneo expone el cuerpo y a la vez se construyen discursos performativos. Así, se narra la realidad actual dando valor a la obra, no como un medio para la mercantilización, sino como puente facilitador que conecta al artista con un entramado de significados y significantes, los cuales abordan temáticas sociales y culturales importantes para la construcción de mundo y, por ende, de los sujetos.
Según la investigadora Guerrero, en dicho entramado de relaciones y de sucesos que giran alrededor de los cuerpos se encuentra el performance. Este interpreta y recrea eventos que en muchos casos fomentan el diálogo, generan nuevas narrativas y, a su vez, invitan a pensar críticamente sobre las problemáticas del diario vivir y en aquellos actos que hacen olvidar que somos seres provenientes de una construcción social.
Este trabajo académico será presentado en el VI Congreso Internacional de Ciencias, Artes y Humanidades “El cuerpo descifrado”, que se realizará en el mes de octubre en Ciudad de México.
(Por:Fin/amej/sup/arm)