Manizales, oct. 09 de 2013 - Agencia de Noticias UN- Para intervenir la ciudad es necesario integrarse a los espacios comunes para realizar una arquitectura que respete la lógica esencial de cada lugar.
Así lo expresó Pablo Sztulwark, docente de la Universidad de Buenos Aires, quien estuvo de visita académica en la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Colombia en Manizales.
El experto manifestó que la forma de organización a la que se denomina ciudad es una estructura donde se encuadran todas las relaciones que allí existen, desde los lugares institucionales más jerárquicos y simbólicos, espacios públicos y privados, los fluidos vehiculares, peatonales y las formas de abastecimiento hasta las interacciones espaciales de todo tipo. Por tanto, las condiciones que genera dicha estructura son infinitas y un arquitecto comprometido está en la obligación de interiorizarlas y vivenciarlas.
“En este sentido, es necesario que desde su etapa de formación los estudiantes comprendan la necesidad ineludible de conocer su ciudad no solo como objeto de estudio sino desde su rol de habitantes. Así, pueden entender la manera como se va construyendo pero, ante todo, como va siendo transformada por el grupo cultural que teje su hábitat”, argumentó el profesor Sztulwark.
El experto utilizó una metáfora que asemeja la arquitectura a un tipo de escritura donde cada manzana de la ciudad es un renglón compuesto por lotes que indican el espacio y las reglas para que cada uno escriba o construya lo que quiere. Se trata de objetos distintos (como edificios o casas que aparentemente podrían hacer parte de su relato de manera accesoria) pero que sumados a los demás elementos componen la escritura propia de una urbe.
Según indicó el docente argentino, “esto evidencia la importancia de los puntos no trascendentes de la arquitectura en lugares comunes, que a su vez son responsables de la personalidad, de la forma de ser y del alma misma de la ciudad”.
Su propuesta es que para trabajar ahí, donde subyace el espíritu de la urbe, hay que entrar en la lógica de esos espacios, tienen que percibirlos, dejarse afectar por ellos para poder realizar en ese lugar una arquitectura que respete el verdadero sentido que tiene ese lugar.
“La ciudad no la hacen los arquitectos, su estructura es el marco sobre el cual se establecen jerarquías, relaciones y formas, ella es el fondo sobre el que la escritura arquitectónica va esculpiendo aquella ciudad construida por la dinámica de sus habitantes”, precisó el investigador gaucho.
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