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En muchos casos la arquitectura moderna tuvo orígenes políticos

politica arqui   Manizales, dic. 09 de 2013 - Agencia de Noticias UN- Con respecto al vacío en la historia de la arquitectura colombiana entre 1940 y 1970, una investigadora de la U.N. documentó sus características, sus motivaciones y la relación existente con la política nacional y mundial.

No es común observar la arquitectura como resultado de la política, o la política como muestra de una postura arquitectónica, esa aproximación ha sido más frecuente desde áreas como las artes.

Basada en esta reflexión, María del Pilar Sánchez Beltrán, docente de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Colombia en Manizales, aborda un análisis cultural de la obra urbana y arquitectónica moderna, que resulta en una nueva mirada sobre un período de alta sensibilidad política. Ella se enfocó en la dictadura del General Rojas Pinilla, para lo cual estudió el impacto de las obras como producto de una época que coincide con la mayor expansión urbana del país.

“Uno de los puntos base para documentar este proceso fue tomar referentes del contexto internacional, ya que muchas de las obras del país se entendían como proyectos improvisados y obras aleatorias. Sin embargo, estas respondían a una lógica global de defensa, en el marco de la guerra fría, en la que había gran participación de gobiernos extranjeros mediante la cooperación internacional, aunque esto no siempre fue visible”, indicó la profesora Sánchez Beltrán, quien realizó la investigación como trabajo doctoral en la Bartlett School of Architecture en la University College London.

Para ello, acudió a información de archivos nacionales e internacionales, como misiones diplomáticas, documentos del Banco Mundial, de la Fundación Rockefeller, entre otros.

“La indagación toma tres escalas de aproximación: nacional, urbana y arquitectónica, revisadas a la luz de Plan Nacional de Obras Públicas donde estaban incluidos todos los proyectos que se desarrollaron en ese periodo y que para 1954 reportaba 1422 obras en ejecución. Sin embargo, es difícil definir con precisión si todas las obras fueron iniciativa del régimen, y claramente hubo muchas que no se concluyeron durante esta época”, manifestó la investigadora de la U.N.

Este proceso abarcó obras de infraestructura, tanto de arquitectura e ingeniería, como la red de ferrocarriles y de carreteras, construcciones que tuvieron gran repercusión a nivel nacional y que aun hoy hacen parte de la red vial por la que se moviliza el país.

Igualmente, hubo muchas construcciones estatales que incluyeron obras de transporte, educación y saneamiento. De ahí surgieron muchas universidades regionales, colegios y centros de formación técnica, como el SENA, así como varios hospitales y centros de salud, dirigidos hacia sectores deprimidos no solo en las grandes ciudades, sino también en poblaciones intermedias y pequeñas.

“La localización de estas obras tiene una representatividad especial, pues son proyectos de presencia nacional que sin duda marcan una diseminación de la arquitectura moderna que para entonces se adopta como lenguaje de Estado. Dicha imagen hasta ese momento estaba mucho más concentrada en un proyecto de viviendas privadas de élite en Bogotá”, expresó Sánchez Beltrán.

Esta tendencia de descentralización hizo que en áreas de frontera, en pequeñas poblaciones, ciudades intermedias o zonas aledañas a las grandes ciudades, de pronto aparecieran edificios modernos que guardaban poca relación con su contexto, pero que obedecían a una lógica urbana de control territorial, definición de tendencias de expansión y presencia estatal en las regiones, sin intervenir los centros históricos o áreas consolidadas.

“Esto en su momento y por muchos años se ha entendido como un producto caprichoso y aleatorio que desatendía las sugerencias de grandes urbanistas internacionales de la época, como fue el caso de Le Corbusier en Bogotá”, puntualizó la arquitecta.

(Por:Fin/AMEJ/CAPG/sup/AC)

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