Manizales, Aug. 28 de 2014 - Agencia de Noticias UN- La mayoría de la oferta de vivienda social para comunidades reasentadas de Manizales carece del equipamiento necesario para habitarla. Así lo concluyó una investigación realizada por la U.N.

Como parte de sus tesis de la Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo, el arquitecto Juan Carlos Marín analizó la habitabilidad de la vivienda social multifamiliar “San Sebastián de Betania IV etapa”, construida desde 2008 en la Ciudadela del Norte de Manizales, en el marco de procesos de reasentamiento poblacional.

Según el investigador, la visión institucional busca construir la mayor oferta de vivienda, sin el equipamiento necesario para habitarla, por lo que es necesario tener una mirada integral que propenda por construir hábitats y no simplemente por entregar casas.

Conociendo los antecedentes sociales de las poblaciones reasentadas por amenazas naturales, se analizaron los impactos en la calidad de vida, según la construcción física de la residencia y el sector donde se encuentra ubicada.

“La investigación pretendió demostrar que la concepción de este tipo de hábitats no reúne las condiciones ambientales necesarias para la comunidad reasentada”, explica el investigador.

Mirada integral

Desde su orientación, el análisis se llevó a cabo en relación con las condiciones climatológicas y de suelos de la ciudad, el sector, el conjunto habitacional y la unidad de vivienda. A partir de allí se encontró que la mayor parte de la población reasentada provenía de la ladera norte y sur de la ciudad, zona vulnerable frente a amenazas naturales como derrumbes, deslizamientos e inundaciones.

La tipología de interés prioritario en edificios multifamiliares es la primera que se realiza en Manizales y además espera ser replicada en macroproyectos de renovación urbana como el de la comuna San José de Manizales.

Se trata de edificaciones de cinco pisos que constan de una sala-comedor, dos habitaciones, cocina, patio de ropas y un baño. Actualmente el conjunto habitacional del proyecto San Sebastián de Betania se encuentra en construcción.

Aproximadamente 210 familias habitan el lugar con un promedio de 4 personas por familia. “Hay casos en los que un apartamento de 42,5 metros cuadrados es habitado por hasta 15 personas, lo que refleja un problema de hacinamiento”, comenta Marín.

Proyectos se reducen a vulnerabilidad física

El estudiante asegura que estos proyectos demuestran que la política habitacional en el país se reduce a la vulnerabilidad física de la construcción, sin percatarse de la fragilidad socioeconómica que impide mejorar la calidad de vida de los habitantes.

En los últimos 15 años, el desarrollo de este sector residencial se ha dado gracias a proyectos de vivienda social. Sin embargo, el equipamiento urbanístico escasea sin llegar a satisfacer las necesidades básicas de la comunidad.

“Para ser una población de aproximadamente 4.000 personas, existen grandes dificultades para acceder a servicios de salud, además, los pocos colegios que hay presentan una reducida capacidad física y humana y solo se cuenta con un Centro de Atención Inmediata (CAI) y con pocas unidades policiales para una comunidad con altos índices de violencia y criminalidad, entre otros problemas sociales”, indicó el estudiante.

El análisis considera los conceptos teóricos de hábitat y habitabilidad, para analizar el espacio desde su dimensión física, que se reduce a la vivienda, y desde aspectos sociales, que en un proceso de reasentamiento son muy importantes.

Por otro lado, el investigador rastreó investigaciones similares en las que también se descuida el estudio de la situación socioeconómica de los habitantes en Colombia. Este es el caso del proyecto residencial Mirador de Calasanz en Medellín y la Urbanización Renacer en la localidad de Bosa, Bogotá.

Juan Carlos Marín espera que el análisis de este proyecto urbanístico logre mejorar en cierta medida la calidad de vida de las personas en próximos reasentamientos.

(Por:Fin/MLIA/dmh/AC)