Manizales, oct. 14 de 2014 - Agencia de Noticias UN- En la Sede Manizales se han realizado proyectos para producir energía a partir de residuos lignocelulósicos, biomasa que se obtiene de las paredes de planta como cascarilla de arroz, zoca de café, palma aceitera, yuca y frutales.
En el caso de Europa, desde la Universidad de Jaén se adelanta un proceso de aprovechamiento de la biomasa derivada del olivar para la obtención de etanol.
Aunque la materia prima es diferente, en todas las regiones del mundo el objetivo es el mismo: investigar energías renovables que sustenten la producción de biocombustibles.
Así lo explicó Eulogio Castro Galeano, profesor del Departamento de Ingeniería Química, Ambiental y de los Materiales de la Universidad de Jaén en España, durante su visita a la U.N. Sede Manizales. En el marco de trabajos colaborativos con el grupo en Procesos Químicos, Catalíticos y Biotecnológicos para el tema de biocombustibles, biorefinerías, biomasa y otros compuestos químicos.
“Este es un tema muy importante porque estamos en un momento en el que cada vez es más cercano el fin de las fuentes fósiles de energía, y aunque no fuera el caso, siempre consideramos muy interesante utilizar otra fuente de energía renovable que, por su propia definición, es mucho más aceptable desde el punto de vista ambiental”, aseveró Castro Galeano.
Investigaciones biorenovables
En la Sede Manizales, a través del grupo liderado por el profesor Carlos Ariel Cardona, se han realizado proyectos a partir de residuos lignocelulósicos, esto es, biomasa que se obtiene de las paredes de todas las plantas y es una de las principales fuentes de carbono.
Entre los principales resultados que se han producido al trabajar con estos recursos naturales se encuentra la fabricación de etanol a costos muy bajos, que oscilan entre 20 a 40 centavos de dólar por litro.
Con la biomasa, además, se obtiene energía, ya que con un kilo de cascarilla de arroz por segundo se consiguen 975,6 kilovatios, logrando un ahorro de ocho horas diarias de energía.
En el caso de España, en la Universidad de Jaén cada año se siembran 1.500 hectáreas de olivo al año, lo que genera residuos de ramas tan altos que tienden a ser quemados y desaprovechados.
Por ello, investigadores como el docente de la citada institución explotaron esos residuos para convertirlos en productos de biorefinerías como antioxidantes, oliosacáridos, azúcares, etanol y lignina; en sustitutos de talco en el proceso de obtención de aceite de oliva; y para fabricar ladrilos.
“En el trabajo que realizamos entre el grupo de Carlos Ariel y el nuestro existe un gran paralelismo porque nos ocupamos cada uno de nuestras fuentes de energía renovables para transformarlas en compuestos de alto valor agregado”, explicó el experto español.
Además del desarrollo en común, aunque los productos pueden ser distintos o las materias primas diferentes, los procedimientos se basan en conceptos de Ingeniería Química que al final permiten la transformación de compuestos abundantes, económicos y renovables.
“Hay que hacer un esfuerzo continuo hasta que la sociedad sea consciente de los beneficios que alcanzamos si reemplazamos fuentes de energías fósiles por otras que son renovables y no invasoras ambientalmente”, puntualiza el invitado.
(Por:Fin/FLPV/MLA/nh)