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Dolor y resiliencia se vuelven arte en la U.N.

735da9d5bd   Manizales, nov. 27 de 2014 - Agencia de Noticias UN- Experiencias e iniciativas de memoria histórica de Granada y San Carlos, municipios del oriente antioqueño, fueron visibilizadas en la U.N. a través de expresiones artísticas.

Granada y San Carlos, municipios ubicados a dos y cuatro horas de Medellín, respectivamente, sufrieron diferentes formas de victimización por parte de grupos armados ilegales, que acabaron con numerosas vidas.

Según cifras de la Personería de Granada, recopiladas en la revista Granada: prohibido olvidar, para el 2008 la guerra dejó un saldo de más de 400 víctimas de muerte selectiva, 128 desaparecidos y el 92 % de la población desplazada.

Por su parte, en el informe del Centro de Memoria Histórica titulado San Carlos, memorias del éxodo en la guerra, se habla de 76 víctimas por minas antipersonales, la cifra más alta del país, además de 156 desapariciones forzadas, entre otros datos alarmantes.

Gracias la información recopilada por diferentes organizaciones no gubernamentales, estatales y activistas férreos de la memoria, es posible conocer las historias que ocurren lejos de las grandes ciudades.

No obstante, la difusión es parte fundamental para la reconstrucción de la memoria histórica, tarea en la que se han empeñado espacios universitarios como la asignatura Culturas y Poderes, dictada por el profesor David Molina, en la U.N. Sede Manizales.

Trabajando desde una perspectiva local y una proyección exterior de la Universidad, con el fin de crear espacios propicios para la visibilización de las víctimas, estudiantes visitaron los municipios para obtener testimonios vivenciales sobre lo ocurrido durante los difíciles años de guerra y sobre su situación actual, respecto a la memoria histórica y la recuperación de los sobrevivientes.

La puesta en escena de El dolor y la resiliencia es un ejercicio simbólico en el cual los estudiantes presentan sus experiencias con las víctimas, el conocimiento adquirido y las múltiples formas de reparación que convoca la academia.

“Se trata del dolor como un proceso de victimización y de memoria histórica, pero también de la capacidad de los sobrevivientes para salir y convertirse en gestores de su futuro (resiliencia)”, explica el docente.

A propósito de las campañas para cesar la violencia contra la mujer, los estudiantes realizaron intervenciones performativas en las cuales asocian los desaparecidos del conflicto armado con casos de feminicidio, representados en escena por tumbas rosadas.

Durante la presentación, se expusieron diferentes bitácoras como iniciativa de la Asociación de Víctimas Unidas de Granada (Asovida), en las cuales, mediante diarios íntimos de las víctimas, se genera un vínculo entre los fallecidos y sus familiares, que además reposan en el Salón del Nunca Más, museo dedicado a la memoria histórica, ubicado en Granada.

Asimismo, se encuentran altares dedicados a la niñez y a la muerte como honra, un atlas ilustrativo con ubicaciones del territorio nacional donde ocurrieron masacres y un acto de duelo colectivo en torno a los fenómenos de la violencia, entre otros.

Para Susana Corín, estudiante de Desarrollo y Gestión Intercultural, en la Universidad Nacional Autónoma de México, esta experiencia le permitió acercarse a una realidad que a veces no es muy evidente en Colombia.

“En las clases todos hablan de su experiencia con la guerra, mientras que en la ciudad lo máximo es que te asalten en la calle. Si uno se pone a pensar, hay lugares de mucho conflicto y, de pronto, como a uno no le ha pasado, piensa que todo es muy cómodo, pero no es así”, explica.

Según la estudiante, estos acontecimientos deben enseñarse en las escuelas, para que desde pequeños se conozcan y no se repita la historia.

“México y Colombia son muy parecidos, en sus problemas sociales y políticos. Allá también se vive esa violencia que no es tan evidente en ciertos lugares y creo que desde ahí se puede comprender más”, finaliza.

(Por:Fin/MLIA/MLA/AC)

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