Manizales, feb. 17 de 2015 - Agencia de Noticias UN- Acontecimientos históricos concernientes a la guerra, como la detonación de bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki en 1945, responden a la crisis cultural de la tecnología actual.
Así lo concluyó César Agudelo, estudiante de Gestión Cultural y Comunicativa de la U.N. Sede Manizales, quien desarrolló una investigación que invita a reflexionar sobre los usos que se hacen de las tecnologías y cómo estas fácilmente pueden ser objetos de destrucción.
El estudiante, que también adelanta sus estudios en Filosofía y Letras en la Universidad de Caldas, recopiló diferentes planteamientos de reconocidos filósofos y escritores como Kant, Descartes, Spinoza y Bacon, para realizar un tránsito entre la razón ilustrada (exclusión de toda autoridad) y las promesas que esta hizo al mundo en la modernidad para hacerlo mucho mejor.
Parte de las conclusiones de su trabajo las agrupó en la ponencia titulada “Crisis cultural de la tecnología moderna”, en la que relaciona el uso de armas nucleares como objeto de defensa ante una crisis (en este caso la guerra) y el uso de plantas nucleares como materia de investigación tecnológica para uso energético.
“El uso bélico que se le dio al poder del átomo y a la física al usar bombas atómicas para atacar a Hiroshima y Nagasaki y así acabar la Segunda Guerra Mundial, comparado 66 años después, con el uso productivo que tuvo como consecuencia de los accidentes nucleares ocurridos en Fukushima tras el tsunami en Japón, o incluso en Chernóbil, hablan del tránsito de la crisis cultural de la tecnología moderna y del uso que hacemos de ese conocimiento”, explica Agudelo.
Frente a estos hechos, el estudiante se pregunta por el papel que un gestor cultural y comunicativo debe desempeñar para crear estrategias que pongan punto final a la creación de tecnología a costa de la destrucción de la naturaleza, como parte de un pensamiento ambiental.
Como ejemplo, Agudelo reflexiona sobre la construcción de grandes represas para uso hidroeléctrico en el país, que afectan directamente a los habitantes del lugar donde se crean.
“Se consulta a la comunidad, pero no en términos en los cuales la gente responde si está de acuerdo o no, o si realmente es necesario hacerlo, sino con la idea de una conciliación para que, aún cuando la gente no esté de acuerdo, se construya la represa”, indica.
En el libro El mito de la máquina, técnica y evolución humana, el escritor Lewis Mumford plantea que para matizar esos problemas medioambientales, habría que pasar de una monotécnica, centrada en ideales como la productividad, a una politécnica o biotécnica, que funciona de manera democrática, a fin de realizar una diversidad de potencialidades humanas mucho más armónica con la naturaleza.
Sobre este autor, el estudiante dice que en la actualidad la sociedad está enfocada solamente en los conocimientos que la ciencia moderna proporciona, pero se olvida de los saberes de otras culturas y tradiciones ancestrales como los indígenas.
“La mirada del mundo occidental moderno, desde el pensamiento ambiental, siempre es única en cuanto a la solución para producir, pues vuelve plano el territorio que en un principio fue montañoso”, arguye el estudiante.
El último diagnóstico cultural de Colombia, creado por el Ministerio de Cultura en 2013 para la construcción del índice de desarrollo cultural, habla de un indicador en el que se abordan técnicas de cultivo utilizadas por grupos étnicos del país, que indudablemente pueden ser replicadas por la agricultura a fin de darle una mirada distinta a la producción, tal vez menos impactante para el ambiente.
“Sería plantearse la técnica y tecnología de otra forma, menos excluyente, no solamente con base en los conocimientos científicos, porque se supone que hay otros saberes, en este caso ancestrales, que pueden aportar de alguna manera al desarrollo del país”, finaliza.
César Agudelo pertenece al Grupo de Investigación de Identidad Cultural y recientemente participó con su ponencia en el IX Encuentro de Filosofía e Historia de la Ciencia del Cono Sur, en Córdoba, Argentina.
(Por:Fin/MLIA/dmh/AC)