Manizales, abr. 23 de 2015 - Agencia de Noticias UN- Un total de 30 profesores del municipio de Miraflores participaron en un taller que buscaba recuperar las tradiciones perdidas o en desuso de las comunidades nativas, para que las compartan con sus estudiantes.
Durante tres días, los docentes y autoridades indígenas de etnias como Sirianos, Tucano, Cubeo, Guanano, entre otras, narraron historias, interpretaron canciones y recordaron juegos autóctonos, con el acompañamiento del antropólogo Javier Lozano Escobar, profesor de la U.N. Sede Manizales.
Miraflores tiene 5.396 habitantes (datos de 2012), no tiene vías terrestres y solo se llega por vía acuática o aérea. Esta actividad se desarrolló en el internado Lagos del Dorado, que cuenta con cerca de 130 estudiantes, ubicado en la vereda del mismo nombre a dos horas y media de la cabecera municipal, navegando por el río Vaupés.
A través de un amigo del investigador, que trabaja con la Diócesis de San José de Guaviare y que coordina el sistema de educación de población dispersa, se generó el contacto para dictar un taller de etnoeducación, debido a una petición de algunas autoridades indígenas preocupadas por la pérdida de las costumbres en la región.
“Desde los años 80, por la importancia de conservar las tradiciones étnicas en oposición a las impuestas por la iglesia católica, desde la antropología se acuñó el término etnoeducación, entendida como la educación propia de las comunidades indígenas”, explicó Lozano Escobar.
Fue así como se generó un proceso de extensión solidaria de la U.N. Sede Manizales, que le permitió al académico utilizar una parte de su tiempo como docente catedrático para viajar a Miraflores.
“Fue un taller de motivación a los participantes con el fin de generar contenidos para la etnoeducación. El proceso implica dar valor a las tradiciones, que se han perdido por tanto tiempo de la influencia católica, del contacto con la sociedad, de la radio y la televisión, de los turistas y los colonos. Hay muchos atractivos que inclinan hacia otro modo de vida y hacen despreciar las costumbres propias”, anotó el doctor en Educación y Sociedad.
Durante el taller se buscó un punto de encuentro entre lo propio de las comunidades y la tradición occidental, y la educación formal del investigador y tallerista.
“Una parte se enfocó en cómo pensar la etnoeducación en vínculo con la educación social y con la tradición de quienes han construido educación pensando en que no necesariamente tiene que hacerse en las aulas. Es un proceso que apenas comienza, pero el aporte será una suma entre las tradiciones propias y la enseñanza vista como algo sistémico que involucra todos los aspectos de la vida de los niños y de sus comunidades”, aseguró el profesor de la U.N.
Se tiene en cuenta la riqueza cultural de esta zona, pues otro de los objetivos es conseguir que personas que no sean de la región, se interesen en aprender los cantos, juegos, historias y lenguas autóctonas, ya que muchas de ellas están en riesgo de desaparecer.
“Eso sería parte de un proyecto que se podría articular al proceso adelantado y hacer que esos conocimientos sean un aporte a la animación sociocultural colombiana, y utópicamente pensar que, por ejemplo, se volviera un componente del sistema educativo formal que todos los niños aprendieran una lengua indígena”, afirmó Lozano Escobar.
La idea es que en diciembre haya un segundo viaje del investigador al municipio, y por el momento el siguiente paso es realizar seguimiento a los profesores, quienes quedaron con la tarea de comenzar a poner por escrito las historias y cuentos que conocen de su propia etnia, así como fortalecer sus competencias de lectoescritura para que haya una adecuada transmisión de conocimientos a los niños.
(Por:Fin/MDG/dmh/DAL)