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La paz se construye desde la cotidianidad

f9067b09a5   Manizales, abr. 24 de 2015 - Agencia de Noticias UN- Buscar que los ciudadanos revisen cómo se relacionan en su cotidianidad, evitando prácticas que lleven a la exclusión, negación o eliminación de los demás, es el camino para construir la paz.

Este es uno de los objetivos de los estudios de paz, un campo interdisciplinario que surgió recientemente en las Ciencias Sociales y Humanas, y que constituyó el punto central de la novena sesión de la Cátedra de la Paz, realizada en la U.N. Sede Manizales.

La conferencia estuvo a cargo de la profesora Claudia Mosquera Rosero-Labbé, trabajadora social e investigadora de la Facultad de Ciencias Humanas de la U.N. Sede Bogotá y del Centro de Estudios Sociales. La docente expresó su interés por entender la paz y determinar cuál es el papel de los entes que imparten educación en el proceso de alcanzarla.

“Los estudios aceptan que tenemos impulsos violentos de destrucción, pero que el papel de la educación es moldearlos hacia nuevos valores de convivencia y tolerancia”, señaló.

También llamó la atención sobre la importancia de aprender a mediar, a transar y a escoger las palabras cuando se está en un conflicto. “Se podría llamar una civilización de las emociones”, agregó.

Dentro de los postulados de este campo, que no es muy conocido en el país, se insiste en que las personas aprendan realmente a vivir en sociedad y revisen sus comportamientos personales diarios, como por ejemplo, su lenguaje, con el fin de evitar que este sea sexista o excluyente.

“Es retomar la frase ‘se educa con el ejemplo’, pues se nos dice que no podemos ser tan distintos entre lo que decimos y lo que hacemos, pero la cultura colombiana está asentada precisamente en eso: en predicar y no hacer”, anotó la académica.

Un caso puntual que demuestra el papel de la educación en este campo es la aprobación de la Ley 174 de 2014, que estableció la creación de la Cátedra de la Paz en todas las instituciones educativas del país, con el fin de garantizar la creación y el fortalecimiento de una cultura alrededor de un tema tan trascendental para el Colombia. La iniciativa fue puesta en práctica por la Universidad Nacional.

Un largo proceso

Desde la perspectiva de esta disciplina, en la que está involucrada la profesora Mosquera, el mensaje para los ciudadanos es que en medio de un contexto de desigualdades sociales, de género y raciales, es muy difícil que surja la paz. Por ello, se necesita hacer una revisión de las estructuras de la sociedad.

“Construir la paz es pensar cómo me relaciono todos los días con mis pares, mis subordinados, etc. Significa revisar todas las interacciones sociales, escucharse, adquirir un nuevo lenguaje y ser consciente de todas las prácticas que llevan a la exclusión, negación o eliminación del otro”, expresó.

En cuanto a los diálogos que se realizan en La Habana entre el Gobierno y las Farc, la investigadora dijo que se trata de buscar un acuerdo para finalizar el conflicto armado, pero no para lograr la paz, porque este concepto implica un proyecto lento, de volverse a pensar como personas y como país, una gran tarea que podría llevar hasta un siglo.

Advirtió, además, sobre las posibles consecuencias de que el proceso de reinserción de cerca de 6.700 guerrilleros que tendrían las Farc -según cifras del ministro de defensa Juan Camilo Pinzón- no sea colectivo y organizado cuando se dé la firma del acuerdo.

Desde su punto de vista, la mayoría de las muertes del país no las genera el conflicto sino la violencia cotidiana, es decir, la callejera que está vinculada con redes delincuenciales. En ese sentido, la docente considera que, a pesar de que se piensa que las Farc son las responsables de todo el crimen, cuando estas ya no estén presentes, seguramente se verá el crecimiento de pandillas, como ocurrió en Centroamérica.

“Si dejan sueltos a estos ejércitos el país se vuelve invivible y, allí, la educación para la paz tiene todo un reto”, concluyó.

(Por:Fin/MDG/MLA/SYC)

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