Manizales, jun. 03 de 2015 - Agencia de Noticias UN- Las estructuras en mampostería son las más susceptibles a sufrir daños, mientras que las que presentan reforzamientos como vigas o columnas tienen capacidad para una mejor respuesta.
A través de la investigación “Evaluación de vulnerabilidad física ante deslizamientos”, el profesor Carlos E. Pinzón, ingeniero civil y especialista en Geotecnia, investiga en el caserío Caparrapí, cerca al río Negro de Cundinamarca, y en un sector de Bogotá, el riesgo de cada zona con base en la amenaza, entendida como la probabilidad de que ocurra un evento desastroso.
Asimismo, evalúa la vulnerabilidad, que se refiere al nivel de deterioro que pueden presentar los elementos expuestos, como viviendas, estructuras, alcantarillado, acueducto y líneas eléctricas, entre otros.
Con estos datos, el investigador propone modelos de predicción de niveles de daño ante deslizamientos, a partir de modelaciones entre la interacción del movimiento de suelos y las estructuras.
Durante el proceso investigativo, Pinzón realizó curvas diferenciales para edificaciones, tuberías y vías, mediante modelaciones con base en estructuras de dos pisos con mampostería confinada y no confinada, y con características típicas de las Viviendas de Interés Social (VIS).
Entre los resultados más significativos se evidenció que el nivel de daño depende, entre otros factores, de dónde se golpea la estructura, es decir que si el deslizamiento choca la edificación por un lado no se sufre el mismo nivel de afectación que si chocará por el centro.
“Eso simplemente quiere decir que hay una distribución espacial del nivel de daño que se puede dar cuando se presenta un deslizamiento, y que no es lo mismo que la estructura esté por detrás del deslizamiento, sobre él o por delante”, explicó el experto.
“Lo que se hizo primero fue la modelación de la respuesta geotécnica de laderas; a continuación, la determinación de intensidades de deslizamiento en términos de depresiones laterales, desplazamientos verticales y velocidades de flujo; y, a partir de eso, la generación de la respuesta estructural”, afirmó el profesor de la U.N., Sede Bogotá.
Para el experto, la investigación de estos temas es sumamente relevante para el desarrollo del país. Sin embargo, cuestiona que se está convirtiendo más en una producción de artículos que en una generación de conocimiento aplicable en nuestro medio.
“En mi caso, hacer curvas de fragilidad es un problema interdisciplinar que requiere de modelamiento geotécnico y estructural, porque son las que nos permiten determinar los niveles de daños según los elementos expuestos ante los diferentes tipos de deslizamientos, por ejemplo, flujos de lodo y rocas. Pero si no existen los recursos para hacerlo es difícil lograr resultados”, argumentó el docente.
(Por:Fin/FLPV/MLA/SYC)