Manizales, jun. 23 de 2015 - Agencia de Noticias UN- La sal de mesa sirvió como modelo para diseñar un manual de prácticas de laboratorio que permitiera enseñar a estudiantes de décimo grado los conceptos básicos de la química.
Jorge Iván Giraldo Alzate, decidió aplicar su idea con 11 estudiantes de grado décimo de la Escuela de Trabajo la Linda (correccional de menores de Manizales), institución ubicada en la ciudadela Los Zagales, que no cuenta con laboratorios y que además prohíbe manejar vidrios y reactivos.
“Este problema logístico y social impide que la química se transmita adecuadamente al estudiante. Otra dificultad general y constante en la enseñanza de esta ciencia es la excesiva teorización y el poco interés por llevar dichos conceptos a la práctica”, afirma el investigador.
En este sencillo elemento (sal), el joven investigador encontró el reactivo principal para mejorar el aprendizaje de conceptos químicos a través de una alternativa dinámica y vivencial.
Su propuesta la desarrolló para obtener el título de Magíster en Enseñanza de las Ciencias Exactas y Naturales.
El proceso de elaboración de su propuesta comenzó con la aplicación de un cuestionario de 20 preguntas, tipo SABER 11, sobre soluciones químicas en temas como propiedades, densidad, electrólisis y separación de mezclas, entre otras.
Luego desarrolló en clase los aspectos formulados en el manual, para afianzar conceptos; y por último adelantó otra evaluación para determinar la mejora en el proceso de aprendizaje.
Con el uso de la sal en los experimentos, y de materiales de fácil consecución como azúcar, aceite, arena, vasos y probetas plásticas, demostró que la química no está destinada a las aulas sino también a la comprensión de algunos fenómenos de la vida.
“Esta área del conocimiento ayuda a la comprensión de los procesos que intervienen en la preparación de alimentos, bebidas y toda clase de comestibles. La guía, además de impulsar el interés del estudiante, pretende brindarle al docente una herramienta que fomente el aprendizaje significativo a través de la práctica y genere un cambio de actitud”, explica Jorge Iván Giraldo.
Según la información obtenida de los cuestionarios, y tras el análisis de los resultados, se encontró un 26,7 % de más respuestas acertadas en 19 de las 20 preguntas; solo en una se mantuvo el mismo porcentaje. De esta manera, se demostró el progreso cognitivo de los estudiantes tras realizar las prácticas establecidas en el manual de laboratorio.
Por ejemplo, mientras en la primera prueba ningún estudiante acertó la respuesta a una pregunta relacionada con la identificación de un material soluble, luego de la aplicación del modelo, el 54,54 % de los alumnos sí lo hizo.
Dentro del trabajo de maestría también se desarrolló un análisis actitudinal sobre la mejora del aprendizaje en química, mediante un test de 12 preguntas. En este, el 81,8 % de los alumnos afirmó que los laboratorios realizados en clase contribuyeron a un mayor aprendizaje de los conceptos químicos, y el 92,7 % estuvo de acuerdo en que es mejor aprender a través de la práctica que teóricamente.
Estos resultados evidencian que muchas veces la enseñanza del estudiante depende de la innovación del docente, ante la falta de lugares y herramientas idóneas para el proceso.
(Por:Fin/MDG/dmh/AC)