Manizales, jul. 06 de 2015 - Agencia de Noticias UN- Garantizar un ambiente óptimo a los pollos de engorde desde que el distribuidor los recibe hasta que salen del galpón es vital para cualquier negocio avícola del país.
Las fallas que se presentan en este aspecto pueden acarrear retrasos en el crecimiento del animal, deficiencias en la calidad de la piel y de la carne, enfermedades y aumento en las tasas de mortalidad y morbilidad, situaciones que afectan la productividad y competitividad de la granja.
Las estadísticas de la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi) indican que la producción de pollos de engorde en 2011 fue de 1.074.989 toneladas y subió a 1.359.157 en 2014, lo que demuestra el crecimiento de este sector en el país.
Aunque las grandes compañías cuentan con un proceso tecnificado, la mayoría de los pequeños productores no pueden acceder a tecnología para sus galpones, razón por la cual los estudiantes Samuel Enrique Tovar Rodríguez y Juan Camilo Rosero Timarán, de Ingeniería Electrónica de la U.N. Sede Manizales, generaron un dispositivo para controlar la temperatura.
“Se diseñó un prototipo electrónico regulador de temperatura con las especificaciones de la empresa avícola El Naranjo, ubicada en Ipiales (Nariño). El objetivo era garantizar un rango admisible de temperatura en la producción, mediante el control de los sistemas de calefacción y ventilación, brindando un cuidado adecuado con miras a optimizar las ganancias”, menciona el estudiante Tovar Rodríguez.
Según la investigación, la temperatura en el galpón debe ser de entre 30 y 32 grados centígrados para los pollos durante la primera semana. Esta se va reduciendo a medida que los animales crecen.
“Constantemente se detecta la temperatura y se controla con un dispositivo muy sencillo. En el caso de la calefacción, se activa una válvula de gas, mientras que en la ventilación se cuenta con un sistema de varios ventiladores que se activan por un circuito. Cuando se pasa a un rango adecuado de temperatura, se activan para mantener fresco el lugar o viceversa”, explica.
Se hace un seguimiento constante a la temperatura para evitar cambios bruscos y pasar así de un control manual a una detección automática, lo cual trae beneficios como menor carga laboral para el galponero, reducción de pérdidas por diminución de la mortalidad, mejoras en la alimentación y menos gastos por enfermedades, según anota Tovar Rodríguez.
Los desarrolladores del proyecto, al que nombraron Safe (Soluciones alternativas para el sector agrícola), indicaron que la implementación de este sistema costaría inicialmente cerca de 900.000 pesos, los cuales se recuperarían en tres meses.
(Por:Fin/MDG/dmh/AC)