Manizales, 10 de octubre de 2015 - En el marco de la presentación de la Tuna de la Universidad Nacional de Colombia en la Sede Manizales, durante la Semana Universitaria, el profesor Freddy Leonardo Franco y miembro de este grupo escribió:
Por Freddy Leonardo Franco Idarraga
Tuna Universitaria - Universidad Nacional de Colombia & Tuna IIT Santander - Universidad de Cantabria
Docente Universidad Nacional de Colombia – Sede Manziales
Sobre el origen de las Tunas hay diferentes versiones porque son de origen totalmente popular, muy antiguo y no bien definido, pero forman parte de la vida universitaria desde el comienzo de ésta al existir referencias incluso en la primera universidad europea reconocida como tal “la Universidad de Salamanca” -fundada en 1218, avalada por edicto de Alfonso X “El Sabio” en 1254 y por bula del Papa Alejandro IV en 1255- y es que tal y como señaló el propio Rey allí se instituyeron “escuelas” porque la ciudad reunía las condiciones convenientes, debido a que el lugar donde fuese “… ESTABLECIDO EL ESTUDIO, QUE HABÍA DE SER DE BUEN AYRE, E DE FERMOSAS SALIDAS, PORQUE LOS MAESTROS QUE MUESTRAN LOS SABERES E LOS ESCOLARES QUE LOS APRENDAN, VIVAN SANOS EN EL E PUEDAN FOLGAR E RESCIBIR PLACER EN LA TARDE CUANDO SE LEVANTAN CANSADOS DEL ESTUDIO…” estableciendo en su libro de leyes o “Las Partidas” una serie de privilegios para profesores y escolares, mencionando a “…ESOS ESTUDIANTES QUE TROVAN Y TAÑEN MUSICAS PARA HABER MANTENENCIA…”.
Estos estudiantes pobres que con su música, simpatía y picardías recorrían figones, conventos, plazas y calles a cambio de alimento o unas monedas que les ayudaran a costear sus estudios, eran la versión española de un fenómeno generalizado por toda Europa durante la Edad Media con juglares y trovadores; goliardos que al anochecer y tras sonar la campana de queda o recogida, salían a las calles a cantar, tan incluso que el “Liber constitutionem” de 1300 de la Universidad de Lérida prohibió las rondas nocturnas de los escolares y se les condenada a la pérdida de sus instrumentos, pues rompían el silencio y descanso de la ciudad.
En 1411 Diego de Anaya y Maldonado fundó en Salamanca el Colegio de San Bartolomé, uno de los primeros en empezar a enseñar los “saberes” por fuera de la Catedral Vieja, donde durante cerca de dos siglos se cursaron estudios. Allí eran admitidos diecisiete escolares becados, cinco de los cuales debían seguir la carrera de Teología, diez la de Cánones y Derecho y dos serían Capellanes y si bien el colegio era sencillo y modesto, llegó a alcanzar tal fama y de allí salieron tal número de colegiales ilustres que se decía que el mundo estaba lleno de “Bartolomicos”.
El reglamento de este colegio tenía la particularidad que uno de sus artículos obligaba a maestros y a escolares a mantener un “bobo” todo el año, es decir a subvencionar a estudiantes sin beca; pero a éstos no siempre se les mantenía como se debía, teniendo estos estudiantes pobres que buscarse la vida de otra forma, optando por salir a la calle a cantarle a las damas y damiselas de las clases altas de la ciudad y vivir de las monedas que estas les daban a través de las rejas de las ventanas de las casas ricas o conventos. Así en la obra de la época “Razón de amor y denuestos del agua y el vino” el autor relata en la introducción que “…UN ESCOLAR LA RIMÓ, QUE SIEMPRE DUEÑAS AMÓ…” aludiendo a las cintas de amor que penden de la capa del escolar y por las cuales una dama reconoce al protagonista en la oscuridad de la noche.
Pero muchas noches no había monedas por lo que los escolares actuaban en tascas y mesones donde los clientes les daban dinero o del mesonero recibían pan y “sopa boba” -de allí que a los tunos también se les conozca como “sopistas”- pero debían llevar consigo cubiertos de madera, porque el tabernero no les prestaba cubiertos metálicos por miedo a que los robaran. Hoy en día la cuchara y el tenedor de madera son un símbolo de las Tunas, recordando sus humildes principios, aquellos relatados por Juan Ruiz, Arcipreste de Hita en su libro “del buen amor” con la referencia a su carácter mendicante “… SEÑOR DAT A ESCOLAR QUE NOS VIENE A DEMANDAR. DAT LIMOSNA O RACIÓN FARÉ POR VOS ORACIÓN…”
A fuerza de costumbre, bastantes de estos “bobos” llegaron a ser hábiles músicos y además de obtener comida, conseguían “amores” por lo que eran envidiados por los escolares becados que se dedicaron a imitarlos; de forma que estos grupos eran cada vez más numerosos, escribiéndose pliegos de cantares para “... ESCOLARES QUE ANDAN NOCHERNIEGOS O PARA MUCHOS OTROS POR PUERTAS ANDARIEGOS…”. Los pupilos que querían formar parte de las Tunas se convertían en escuderos de estos, a cambio que les instruyeran en su arte, lo cual hizo que los pobres pudieran llevar una vida similar a los ricos y a los nuevos -debido a su inexperiencia- ser el centro de las bromas en las correrías de sus maestros; pero una vez terminado el pupilaje, al nuevo se le admitía como uno más llegando Francisco de Quevedo en su libro “Historia de la vida del Buscón” a hacer referencia a esta tradición que hoy perdura “… VIVA EL COMPAÑERO Y SEA ADMITIDO EN NUESTRA AMISTAD; GOCE DE LAS PREEMINENCIAS DE ANTIGUO; PUEDA ANDAR MANCHADO Y PADECER EL HAMBRE QUE TODOS…”.
Los primeros tunos y esta forma de ganarse el pan continuó intacta a pesar de la norma de 1538 que preveía vivienda para los estudiantes que no podían costearla; viviendas dirigidas por estudiantes antiguos o “bachilleres de pupilos” quienes a su vez debían apoyar en sus estudios a los estudiantes nuevos. Pero por sus características estas casas eran habitadas mayoritariamente por “sopistas” y fuera de no mezclar estudios diferentes, nunca fueron ejemplo de estudio serio, tan así que en el libro “La vida del Pícaro Guzmán de Alfarache” se decía de estos que “… NO QUERIAN VER LIBRO, NI ATENDER A LO QUE HABIAN VENIDO A LA UNIVERSIDAD; JAMAS SE LES CAIAN LAS GUITARRAS DE LAS MANOS, DABAN MUCHO ENTRETENIMIENTO, CANTABAN MUY BUENOS SONETILLOS Y SIEMPRE TENIAN DE NUEVOS Y LOS SABIAN HACER MUY BIEN Y PASAR EL INSTRUMENTO…”.
Tanto pobres y nómadas como poetas y músicos, el difícil sostenimiento les enseñó “cosas de la vida” con las que completaban el aprendizaje de los libros, haciéndoles agudizar el ingenio -hasta la picaresca- razón por la cual sus andanzas han hecho que se asocie la palabra tuno a las de tunante, pillo y pícaro. Lo que a su vez inspiró anécdotas literarias que sobre de la Tuna y sus miembros escribieron autores de la talla de Miguel de Cervantes, Lope de Vega y Calderón de la Barca entre otros. Las Tunas alcanzaron un particular esplendor en los siglos XVI y XVII definiéndose como grupos estudiantiles más concretos y adquiriendo las características de la vestimenta que en términos generales han llegado a nuestros días. Siendo reseñados en 1862 por el Barón Charles de Daviller y el dibujante Gustavo Doré en sus aspectos de sopistas mendicantes, rondadores y románticos tras efectuar un viaje por España y publicar sus reportajes en la revista francesa “Le Tour du Monde”. A su vez los periódicos de la época los retratan dando serenatas, animando el carnaval o postulando por damnificados, entresacando unos párrafos, se lee:
“…SOBRE EL HAMBRE DE LOS ESTUDIANTES HAY VARIAS COPLAS EN ESPAÑA:
•“CUANDO UN ESTUDIANTE LLEGA A LA ESQUINA DE UNA PLAZA, DICEN LAS REVENDEDORAS: ¡FUERA ESE PERRO DE CAZA!.”
•“CUANDO UN ESTUDIANTE SALE AL MERCADO EN DÍA CUBIERTO, LOS JAMONES Y EMBUCHADOS SE PONEN EN MOVIMIENTO.”
•“DE LA CUCHARA DE PALO QUE LLEVABA UN ESTUDIANTE, SE FABRICARON LAS PUERTAS DEL CASTILLO DE ALICANTE…”
Las Tunas figuran cantando, rondando y enamorando en zarzuelas como “La linda tapada” de Francisco Alonso y en otras obras se nota la influencia de su música pues numerosos fragmentos fueron escritos originalmente para ser interpretados por ellas; también figuran en películas de época o cine de temática estudiantil y hoy día los medios de comunicación han propiciado su aparición en infinidad de ocasiones, lo que las ha dado más a conocer y expandir las tradiciones y costumbres que mantiene hasta hoy.
Actualmente muchas universidades en España, México, Perú, Chile, Colombia e incluso en países de lengua no castellana como Francia, Bélgica, Portugal, Holanda y Japón se encuentran Tunas que continúan recorriendo el mundo consiguiendo su manutención a cambio de canciones y aun cuando el paso del tiempo ha cambiado los estilos de prácticamente todo en el mundo, las Tunas mantienen sus trajes, instrumentos, costumbres y tradiciones, solo que ya no hablan en verso o interpretan música de su época, sino que llevan música popular del momento, enriquecida con sonidos de las culturas que han conocido en sus viajes.
La estructura popular y libre de la Tuna y de cada tuno en cuanto a ideologías políticas y creencias religiosas, les ha permitido sobrevivir a lo largo del tiempo por lo que de forma auténtica y tradicional sigue recorriendo el mundo con sus instrumentos, rondando bajo cualquier balcón, haciendo pasacalles, tocando en luminosos hoteles y restaurantes o en remotas y oscuras tabernas, entonando sus cantos igual que hace siglos, igual que ayer, hoy y siempre.
Referencias
•Tuna IIT Santander, “Origenes y tradiciones de las Tunas”, Tuna Ingenieros Industriales y de Telecomunicaciones, Universidad de Cantabria, Santander, España, 2013.
•Información general de Wikipedia, 2015.