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Sube facturación de plataformas virtuales para vender y comprar

facturacion   MANIZALES, 21 de octubre de 2015 — Agencia de Noticias UN- Compartir e intercambiar bienes y servicios es el corazón de la economía colaborativa, que va desde la búsqueda de hospedaje en cualquier lugar del mundo hasta ofertar el tiempo libre.

Mercado Libre, OLX y Linio son algunos de los ejemplos de dicha economía, que nació y continúa en aumento a la par de las redes. Cada una de las plataformas, bajo la coordinación de un administrador, publica múltiples servicios y productos que brindan personas que previamente se inscriben.

Esta nueva modalidad de consumo pretende revolucionar la forma de tener acceso a los productos a través de sitios virtuales que, según la revista Forbes, en el 2014 generó transacciones por 3.500 millones de dólares en todo el mundo.

“Esas plataformas, al igual que otras, lograron un nicho de mercado y demostraron que todo se puede comprar en línea; por ejemplo, Amazon es economía por demanda, porque juega como intermediario y es un comercializador de productos”, explicó Gustavo Palacios, fundador de Sharecollab, primer laboratorio de economía colaborativa con sede en Bogotá.

Con la aparición de tales sitios virtuales, la modalidad convencional de compras, que se basa en tener el producto en la mano, comenzó a reevaluarse; es decir que ahora basta con ver lo que se va a adquirir a través de la pantalla del dispositivo electrónico y leer los comentarios de otros clientes para decidirse a realizar la transacción.

No obstante, en Colombia, según el especialista, la confianza es un requisito fundamental, sobre todo cuando culturalmente el ciudadano está educado para prevenirse frente a terceros. “Por eso estas plataformas ofrecen la posibilidad de conocer quién es el que oferta el producto o servicio a través de comentarios y clasificaciones que realiza del vendedor e incluso del comprador”, acotó el conferencista presente en la última jornada de Expo ASI, en la Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales.

Sorteando la incredulidad de no saber quién oferta o demanda, en el mundo funcionan plataformas que convidan al uso de un transporte especial, conocido como carro compartido; por ejemplo, en Francia existe Blablacar, plataforma que registra 20 millones de usuarios que ofrecen el servicio de viajar o movilizarse en distancias largas o cortas, a precios menos onerosos y en compañía.

Esta modalidad, que busca mejorar la movilidad e ir a la par del medio ambiente (disminuye la contaminación con monóxido de carbono), está presente en 50 países.

“En Bogotá ya funciona con cinco empresas y ayuda en la descongestión de las vías porque se utilizan menos vehículos; es decir, el propietario de un carro que viaja solo, con cuatro o cinco espacios disponibles, ofrece el servicio sobre una ruta establecida y a través de la plataforma aparece la persona que lo necesita”, explicó Gustavo Palacios.

Similar operación funciona en el campo inmobiliario y de hospedaje a través de la Airbnb, plataforma disponible en 34.000 ciudades de 190 países, creada hace siete años y valorada en 20 millones de dólares, con una oferta de un millón de habitaciones que van desde casas, hostales y hoteles para todos los presupuestos. “Si se tiene espacio en la casa para acoger a un número de personas, existe la posibilidad de ofertar y comenzar un negocio que tiene como fin compartir lo que no utilizas”, indicó el invitado.

Asimismo, en ese mundo virtual se encuentran los llamados bancos de tiempo, que son sistemas para donar las horas que se tienen disponibles y la capacidad para asesorar, enseñar o participar en eventos. Un claro ejemplo de ello son algunos jubilados que cuentan con suficiente capacidad para realizar ciertas tareas.

El conferencista aseguró además que ese tipo de actividades de trueques, compras, ventas o regalos son una economía que el PIB (Producto Interno Bruto) no puede medir “porque se basan en las comunidades”.

(Por: Fin/IJR/MLA/CA)

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