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Inclusión digital, entre mitos y realidades

inclusión digital   MANIZALES, 13 de noviembre de 2015 — Agencia de Noticias UN- La prevención o falsas expectativas que tienen algunas comunidades con respecto al acceso digital se debe, en ciertos casos, a la falta de conocimiento o familiarización sobre el tema.

“Por ejemplo, uno encuentra todavía personas que le tienen miedo a un computador, que no saben qué hacer cuando están frente a un aparato que no saben utilizar”, sostuvo Jheimer Julián Sepúlveda, estudiante del Doctorado en Ingeniería, Industria y Organizaciones, y profesional en Administración de Sistemas Informáticos de la Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales.

Al citar otro caso, el investigador manifestó que, en ocasiones, los mismos profesores de colegio no están capacitados cuando reciben una nueva dotación.

El administrador hizo estas apreciaciones luego de analizar 82 artículos especializados en tecnología e inclusión digital, en los que encontró también que en sectores empresariales se observan ciertos comportamientos de tecnoestrés frente al uso de las herramientas digitales.

El autor de la investigación “Análisis de modelos con carácter social para la inclusión digital”, trajo a colación una situación real que se presenta cuando en una empresa se le hace mantenimiento a los computadores sin previo aviso: “las personas que regresan al día siguiente y se percatan que las carpetas no están en el orden que las tenían o que les movieron alguna aplicación o programa, se enfrentan a un problema que les puede acarrear tecnoestrés”, explicó.

Otro hallazgo es el hecho de mirar la tecnología como la solución a todo, para crearles expectativa a los niños o a comunidades enteras, que esperan superar con una tableta incluso la pobreza en que viven. “A ello se suma que existen estudios en los que se clasifica la tecnología según la persona, como por ejemplo decir que tal tableta con X o Y características es para determinado niño, joven o adulto”, agregó el profesional.

También evidenció la percepción de que en los estratos cuatro, cinco o seis no existen barreras a la hora de usar equipos tecnológicos, plataformas o aplicaciones, etc., lo que da por hecho que todos están capacitados porque existen nativos digitales (generación que nació a la par de la tecnología), pero se obvia la presencia de inmigrantes digitales, como padres y adultos mayores, quienes en algunos casos se vieron forzados a aprender e incluso algunos presentan tecnofobia.

“En algunos de los artículos consultados se describe cómo se está generando una necesidad en personas que no la tenían. En este caso influye lo social, porque muchas veces observamos a estudiantes que llegan de otras regiones sin un celular o, si tienen uno es de baja gama, pero con el paso de los días tienden a comprar uno que les dé acceso a las redes sociales por la misma presión o influencia del entorno”, anotó el académico.

Adicionalmente, mencionó la apertura del programa gubernamental Vive Digital, que en su primera fase se basó en instalar la infraestructura y dotación en los puntos escogidos en la geografía nacional, pero relegó a una segunda etapa el interés del usuario, las necesidades, la capacitación y en sí todas sus expectativas.

Muy diferente trabaja el CDI (Comité para la Democratización de la Informática), una organización de origen brasilero con extensión en Colombia, que profundiza con las casas de cultura o juntas de acción comunal sobre las necesidades y lo que espera la comunidad en materia de inclusión digital. “Con ello determinan prioridades sin creer que la tecnología lo es todo, y luego analizan cuál programa adelantar”, puntualizó el investigador.

La mayoría de los contenidos que se abordan en la investigación son de la Asociación de Sistemas de Información (AIS).

(Por: Fin/IJR/MLA/CA)

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