Agencia de Noticias UN- El historial de precipitaciones que almacena la Red de Estaciones Meteorológicas fue analizado para resolver su relación con la serie de deslizamientos que suelen acontecer en Manizales.
La información de carácter geotécnico y geoespacial forma parte de una investigación interinstitucional entre la Universidad Nacional Sede Manizales y la Corporación Autónoma Regional de Caldas (Corpocaldas), en aras de establecer un sistema de alerta temprana, a partir de los umbrales que se desprenden del binomio lluvia-deslizamientos.
Tras el seguimiento y observación de los datos según los sectores, se revaluó la máxima alerta que se activaba con 300 mililitros de agua. “Así se demuestra que la frontera entre una zona y otra no es igual, porque mientras las lluvias acumuladas en un sector van generando saturación del suelo, en otras, puede que no”, explica Francisco Javier García Orozco, docente del Departamento de Ingeniería Civil de la U.N. Sede Manizales.
Por ejemplo, agrega el investigador, “hoy podemos determinar que en el sector de El Carmen la alerta roja se activa cuando se llega a 380 mililitros de agua, pero en otros sectores puede ser que con 120 ml se presenten deslizamientos”.
La presentación de la investigación esboza que son muchos los intentos realizados para establecer una correlación lluvia-deslizamiento, debido al alto impacto que tendría poder establecer este parámetro, sobre la prevención de desastres.
Las múltiples causas que pueden generar los deslizamientos hacen que sea complejo establecer una relación que permita predecirlos, a partir del monitoreo de algunas variables.
“Desde 1997 hasta el 2015, el sistema de estaciones consolidó siete millones de datos, que sirvieron para medir por sectores cuánta agua cayó durante ese periodo, según la época del año y qué tanto influyen en los deslizamientos”, indica García Orozco.
El estudio determinó también, por ejemplo, que el sector de El Carmen registra el mayor número de precipitaciones en comparación con el resto, con un máximo de 3.800 mililitros de agua, alcanzado en el 2008 (año de intensas lluvias). En contraste, en la zona de la Enea los registros llegaron a los 1.600 mililitros.
“Esos números fueron variando en los siguientes años, pero se mantuvo siempre esa diferencia entre ambos sectores urbanos. Asimismo, se pudo analizar que la ubicación de El Carmen facilita la llegada de más nubes, además de otros factores determinantes como la dirección y velocidad del viento, la temperatura del aire, la humedad, etc.”, precisa el investigador.
Otro caso demuestra que esa diferencia entre zonas se revalida cuando los pequeños aguaceros podrían afectar las laderas de ciertos territorios, justo por la saturación arraigada por la cantidad de precipitaciones.
Más preparados
Para el investigador, en materia de infraestructura la ciudad está más preparada para afrontar los movimientos de la tierra que desembocan las lluvias. “Trabajos como la limpieza del alcantarillado, sifones, además de la tarea que ejercen los guardianes de la ladera, sirven para mejorar esos sistemas que a la vez facilitan que el agua corra”.
En el 2003, en Manizales se registraron 195 deslizamientos, para el año siguiente la cifra disminuyó a 13 y en el 2008 (época de intensa lluvia) los registros volvieron a ascender al llegar a 105.
Las conclusiones finales de la investigación se socializarán este viernes en el VII Simposio sobre “Las Nuevas Tendencias y Actividades Innovadoras de la Construcción”.