Agencia de Noticias UN- La Universidad Nacional Sede Manizales y la administración municipal suscribirán un convenio colaborativo por un año, para ofrecerles esta formación académica a estudiantes de los estratos uno, dos y tres, de la ciudad.
Agencia de Noticias UN- El proyecto “Frutos comerciales andinos” reportó sus primeros resultados en el marco de una investigación que coordina el Instituto de Biotecnología y Agroindustria (IBA) de la U.N. Sede Manizales.
Ecocert, organismo de certificación para el desarrollo sostenible, avaló los productos orgánicos con los que trabaja Frugy S. A., empresa local que forma parte del proceso investigativo en calidad de transformador, por su modelo de agricultura limpia de químicos.
“Ese logro traduce que esta empresa puede exportar sus productos, gracias a la aplicación de un módulo de agricultura orgánica basada en controlar la plaga con biopesticidas, además, por mantener una disciplina en todo el proceso”, señaló Carlos Eduardo Orrego, docente e investigador líder.
La empresa caldense, que trabaja con al menos 20 frutas para producir bocadillos, conservas, barras de frutas y congelados, fue sometida a una inspección por parte de los auditores de Ecocert. Esto con el fin de evaluar el sistema de producción, transformación, distribución e importación.
Otros logros
A partir del proyecto de investigación, que se enlazó con la pasantía de la estudiante Erika Méndez Calderón, del programa de Ingeniería Química, con el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA) de España, se pretendió conocer las condiciones y exigencias de producción de frutas, como maracuyá, las cuales podrían exportarse al país ibérico.
“Queremos saber cómo se alarga la vida útil a la fruta. Para ello, se experimentó con una película de cera sobre el maracuyá, y así observar su transformación con el tiempo. También, se utilizaron unas bolsas especiales con poros y hasta se congeló”, explicó Orrego.
En síntesis, la estudiante explicó: “existen diferentes tratamientos a los que pueden ser sometidas las frutas durante su conservación. Sin embargo, algunas pueden ser más económicas y fáciles de implementar.
Para el caso de frutas tropicales, especialmente maracuyá y guayaba, los tratamientos con MAP (Atmósfera Modificada Pasiva) resultan beneficiosos para la calidad. Además, puede facilitar el transporte pues se trata de unos empaques con una porosidad determinada que permite modificar la tasa de respiración”.
Otro de resultado parcial mostró que luego de 20 días el maracuyá presenta una cáscara con daños o deshidratación por frío, mientras la pulpa se mantuvo en buenas condiciones.
Más metas
Uno de los mayores objetivos del proyecto es trabajar desde la aplicación de modelos pilotos de agricultura para mejorar la calidad de las frutas. Para ello, se trabaja con 50 productores de las zonas sur, norte y occidente de Caldas, así como los llamados transformadores (empresarios).
“El trabajo de campo se hace en fincas regionales que mejoran las Buenas Prácticas Agrícolas, BPA, para que los productores obtengan su certificado. Pero eso, lo enlazamos con empresarios”, anotó el investigador líder.
Justamente, uno de los proyectos pilotos trabajados es sobre el sistema de fertirrigación, que cuenta con una estación meteorológica para mejorar la gestión de la explotación y dos lisímetros de succión pasiva (una especie de drenaje interno de la tierra), con el fin de analizar los balances de agua y de nutrientes, específicamente en el cultivo de maracuyá.
La investigación, que comenzó en 2014 con recursos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), también se coejecuta con el ICA Instituto Colombiano Agrícola), Akis e Irta.
Agencia de Noticias UN- Desde su presentación oficial, a finales de diciembre pasado por parte de la Alcaldía de Manizales y Camacol, la plataforma está en etapa de ensayo.
La creación de este Observatorio de vivienda y estudio de suelos surgió de la primera tesis de grado de la Maestría en Construcción, del programa de Arquitectura de la Universidad Nacional Sede Manizales, a través de la cual se consolidó una base de datos para conocer los pormenores en materia de vivienda, suelos, estratos y materiales, principalmente.
Entre los datos recopilados, por ejemplo, se encontró que en la ciudad existe un déficit de 8.000 viviendas; la comuna Palogrande es la de mayor densificación; los inmuebles en los estratos 1 y 2 miden entre 40 y 42 metros cuadrados, y la ciudad se consolidó en el estrato 3.
En la fase preliminar, antes de fijar la base de datos, a disposición del público, un grupo de 20 personas tienen la posibilidad de interactuar con la información.
“El sistema que están diseñando tecnológicamente es muy robusto, por el tipo de información que se consolidó desde el inicio de la investigación”, precisó Gustavo Arteaga Botero, arquitecto y autor de la tesis que le dio vida al observatorio. Además, anunció, que finalizada esa etapa se pondrá al servicio del público en general.
El joven profesional resaltó la importancia de esta herramienta, porque a la hora de plantear soluciones, diseño o inversión de recursos económicos en vivienda, sirve de parámetro o guía para saber, por ejemplo, que desde el 2008 hasta el 2013, en los estratos 1 y 2 de la ciudad, no se registraron proyectos habitacionales, mientras que en el 5 hubo varios de estos.
“En los últimos cuatro años se ha hablado de viviendas de interés social apoyadas por el actual gobierno, pero si analizamos la información que recogimos a través de lo que se conoce como la minería de datos y entes públicos, como el Departamento Nacional de Desarrollo (DNP), Camacol, etc, observamos que en esos estratos no se hizo nada al respecto”, precisó el arquitecto.
“Podremos precisar por qué se construyen más apartamentos que casas y qué pasa con la innovación tecnológica a la hora de construir, porque seguimos observando los mismos materiales como cemento, aluminio y madera, repetitivos en todo el país”, detalló el estudiante de maestría.
En esta primera fase, el observatorio estará disponible en cuatro categorías: dinámica demográfica en el territorio, dinámica y clasificación del suelo, infraestructura para el desarrollo urbano y dinámica inmobiliaria.
El estudiante Arteaga proyecta la necesidad de vincular a la U.N. con su investigación, teniendo en cuenta la información que a diario manejan los docentes y estudiantes de Arquitectura. Esto enriquecería la base de datos. “En este tipo de iniciativas no podemos desvincular lo académico. Sería provechoso que el observatorio se administrara en conjunto con la Universidad”, concluyó.
Agencia de Noticias UN- La inspección, adelantada por el ingeniero Diego Fernando Rozo, hace parte del acompañamiento solicitado por la Universidad Nacional Sede Manizales al Ministerio de Cultura, dentro del proceso de intervención del emblemático edificio, declarado Bien de Interés Cultural (BIC).
Así lo notificó la arquitecta Claudia Rueda León, jefe de Desarrollo Físico de la U.N., al detallar que la comisión de inspección también estuvo integrada por personal local en el área de estructura y patrimonio. Este equipo es el responsable del estudio que permitirá desarrollar la propuesta final de intervención a esta antigua edificación, que sirve de sede a los docentes y estudiantes del programa de Arquitectura y Urbanismo.
“Con el fin de evaluar la infraestructura, sugerimos el acompañamiento del Ministerio. A ellos, en un término de seis meses -tiempo que dura el estudio estructural que adelantan especialistas locales- les mostraremos la propuesta de mejora de este importante bien”, acotó la arquitecta.
Para adelantar obras en edificios BIC -como El Cable- el Ministerio de Cultura contempla 11 tipos de intervenciones. Estos modelos incluyen los parámetros a los que deben ceñirse los ejecutores de los trabajos, en aras de preservar el inmueble afectado. En el caso de El Cable, como estimó la arquitecta Rueda, la propuesta estará cobijada bajo la especialidad de reforzamiento estructural.
“La Universidad considera imprescindible que las condiciones paisajísticas, arquitectónicas y medioambientales que se han destacado como algunos de los valores más importantes del edificio, se mantengan después de la intervención.”, advirtió la profesional que coordina el proceso.
Asimismo, se dejó claro que el proyecto de intervención debe preservar ese despliegue estético, acertado y respetuoso de recursos espaciales y arquitectónicos, mediante obras que conserven los elementos tipológicos formales, estructurales y volumétricos, con la única intención de resolver las patologías causantes del deterioro físico del inmueble.
“De esta manera, salvaguardamos las condiciones de habitabilidad y funcionalidad requeridas para el uso actual del edificio”, complementó la arquitecta Rueda.
Antes del estudio estructural, que estará disponible a más tardar en septiembre de este año, se realizó otro de caracterización, clasificación, afectación y localización de las patologías que inciden en los diferentes elementos de madera que conforman el edificio.
El estudio que adelantó la Facultad de Ciencias Agrarias de la U.N. Sede Medellín, recomendó restringir el uso de la edificación en las aulas de talleres localizadas en las dos alas laterales, en el nivel de los mezanines.
Finalmente, se proyecta que entre 2016 y 2017 se ejecuten las obras pertinentes con recursos de la U.N., avaladas, en primera instancia, por el Ministerio de Cultura.
Este sistema de construcción, que hace parte del Patrimonio Cultural Cafetero (PCC), se mantiene vigente en algunas de las edificaciones bajas (hasta dos pisos) de la ciudad.
La modernización de la técnica constructiva, que tiene como base la guadua y la tierra pisada (bareque primitivo), elaborada por artesanos conocidos tapiadores, registra hoy una evolución por la inyección tecnológica revestida de otros materiales más duraderos como el cemento.
Según, el autor del libro Tecnoculturas de las edificaciones bajas de Manizales, José Fernando Muñoz, docente del programa de Arquitectura de la U.N. Sede Manizales, en el caso concreto del bahareque, hubo una evolución que pasó de constructores técnicos por tradición, que levantaron las primeras edificaciones bajo este estilo, a otros que ayudados por la tecnología de la ingeniería retomaron el proceso, las cuales fueron rediseñadas.
Por su importancia, dadas sus características sismorresistentes, el uso de materiales de la región y componente social, se creó el Decreto 052 del 2012 del bahareque encementado contemporáneo, que otorga el aval de continuar con esta modalidad de construcción y se mantiene vigente.
No obstante, en temas de involución, la publicación describe cómo fue el proceso de intervención en la recuperación del centro histórico, donde algunos propietarios de los inmuebles reemplazaron materiales originales por ladrillo para reconstruir fachadas, cocinas o baños. Esto ha afectado considerablemente la estructura desde su originalidad y por tanto cae en la involución.
Asimismo, en sus páginas se registra la arquitectura patrimonial de vara en tierra, utilizada por los primeros colonos que desafiaron la altura y los caminos agrestes y montañosos para asentarse en la ciudad. Se pasó por el bahareque fundacional o primitivo, hasta llegar a los estilos tembloreros, el bahareque patrimonial y el material que incluye cemento, hierro y metal.
“Este libro es un referente, porque no hay uno similar que presente tan detalladamente la historia de la ciudad desde su arquitectura y cultura. Es el producto de las enseñanzas de los profesores Giraldo, Esguerra y Robledo, a quienes les aprendí mucho, además de trabajos estudiantiles recopilados”, indicó el profesor Muñoz.
El documento surgió de una investigación que comenzó en el 2007 con el grupo de docentes y estudiantes de Patrimonio. La historia de la ciudad, desde la época prehispánica hasta la fecha, es el mayor insumo plasmado en un libro, recientemente editado.
“Todos esos pormenores culturales e históricos, que datan desde 1600 hasta el 2015, dejan ver cómo era la ciudad y el comportamiento de sus habitantes con respecto a la construcción”, anotó el docente líder de la investigación, quien logró recopilar la información en un documento, disponible en las bibliotecas de los tres campus universitarios.
La investigación también incorpora otros sectores de la ciudad de origen tradicional como Palermo, La Estrella, Belén, La Carola, entre otros, donde convergen varios estilos arquitectónicos en los que se aprecia la piedra, el cemento, el hierro y la madera.
El libro, que hizo parte de la convocatoria nacional a través del Sistema Hermes de la Universidad Nacional, tuvo como antecedente otro texto del mismo autor, Sistemas Constructivos- Arquitecturas de baja altura en Manizales, editado en 2012.