Agencia de Noticias UN- A partir de nuevos productos naturales, haciendo alusión a las propiedades concentradas en plantas como manzanilla, caléndula, ortiga o café, el profesor Gildardo Montoya Cadavid enseña su visión de hacer empresa.
En su colección personal, el docente de la Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales tiene registrados, ante el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos (Invima), más de ocho productos naturales para cuidar el cabello, desde champú y loción de caléndula, hasta bálsamo de trigo y miel. A estos productos se suma crema de café y desodorante que saca del extracto de hamamelis (género de cuatro especies de plantas con flores).
A partir de esa búsqueda natural, sus trabajos académicos van encaminados a experimentar con hojas, cáscaras, frutos y plantas, tarea que acompaña con la ayuda de la cromatografía, la cual sirve para separar los componentes de cada uno.
De ahí que, ya desde la U.N., ya desde su laboratorio personal, el profesor Montoya suele impartir los primeros conocimientos que buscan incentivar al estudiantado a crear agroindustria a partir de las plantas.
Por ello, cuando está al frente de sus discípulos, saca a relucir los conocimientos que ostenta como químico puro con magíster en productos naturales (egresado de la Universidad de Antioquia), en aras de hacerle ver, a cada uno, que el país necesita producir desde de la agricultura. “No se nos puede olvidar que somos agrícolas, que nuestra riqueza natural está en el campo y que a partir de la agroindustria podemos producir, por ejemplo, alcohol de banano o de papaya, como ya lo hemos hecho en los laboratorios, así como esencias y productos que sirvan para la industria de la medicina natural y cosmética”, explica el profesor, vinculado desde hace 20 años a la U.N.
Cada una de esas plantas también hace parte de los cultivos que él mismo siembra, sobre una extensión de dos cuadras (unos 200 metros cuadrados), donde se divisa menta, romero, higuerilla de aceituna, entre otras, que a la vez sustentan su compromiso pedagógico y social de enseñar a descubrir e interpretar la naturaleza con fines medicinales y de cuidado personal.
“Hacia allá deben mirar los estudiantes, valorar lo que surge de la tierra para transformarlo en productos que contengan calidad comercial y puedan ser respaldados por sus resultados”, anuncia el docente, quien imparte su materia en el Bloque de Química del Campus La Nubia.
Su compromiso de enseñar se extiende desde los pasillos, aulas y laboratorios hasta los caficultores, con los que comparte la fórmula química para el control de la “araña roja”, plaga que atenta contra el grano, pero que, según sus conocimientos, se puede mitigar con azufre, jabón azul y cal.
“Debemos recordar que en la misma naturaleza está la solución para ciertos problemas, solo por nombrar uno en el campo medicinal, como la hoja y la cáscara del sauce, de donde se extrae el ácido salicílico, que sirve para calmar el dolor de cabeza, y es componente esencial de muchos medicamentos”, detalla el químico.
A su palmarés profesional se suma la autoría del libro Aceites esenciales y la de otro, en borrador, que espera editar próximamente, al que denominó Química Orgánica Fundamental.